En la India, se llama “renunciante” a aquellas
personas que abandonan la vida material y se dedican a pasar sus días en
procesión hacia el Himalaya. En este deambular, el renunciante experimenta el
mayor desapego hacia todo lo material, al punto de, prácticamente, no poseer
pertenencias o bienes personales. De esta forma, encuentran su máxima elevación
espiritual y priman el dialogo y el compartir como actividades fundamentales de
subsistencia.
Omar Zangrandi es un fotógrafo nacido en la
provincia de Mendoza. Su profesión lo ha llevado hacia los lugares más recónditos
del planeta y lo convierte, de alguna forma, en un trabajador nómade. En el
2010, se le presentó la posibilidad de filmar un audiovisual sobre el río
Ganges y permanecer en la India durante dos meses. Es allí dónde, mientras
cumplía con su trabajo, sintió la fuerte, fija y atenta mirada de un
renunciante, quien decididamente, se le acercó, le ofreció compartir lo poco
que tenía para comer y le mostró una nueva faceta de la población hindú.
El día 20 de abril, se inauguró en la sala del Complejo Cultural del Teatro Municipal Rafael de Aguiar la
muestra de fotografías Retratos de la
India. Frente a sus
trabajos, el mendocino comentó que “cuando el hindú mira, MIRA”, y es en este
hecho en dónde descubrió el sinfín de maravillas que aúna el ser humano en su
rostro. 30 fotografías se presentaron como testimonio de una realidad ajena y
lejana; 30 imágenes abarrotan la sala y la sumergen en una dimensión de
incienso y piel tostada; 30 retratos con deslumbrantes expresiones generan la
sensación de multitud presente desde la bidimensión del soporte; 30 miradas
siguen sigilosamente el recorrido del observador mientras le susurran historias
de tierras añejas, sabores picantes y dioses del agua.
Los personajes que Omar cruzó y conoció durante
su estadía en la India, fueron inmortalizados en bellísimos primeros planos sin
identidad aparente y enmarcados por distorsionados paisajes que no interfieren
en la apreciación de los rasgos faciales, actitudes o sentimientos. ¿Qué es o
será de la vida de estas personas? Quiénes son, dónde están, de qué se ríen son
algunas de las tantas dudas y curiosidades que surgen frente a sus francas presencias.
Intensos colores, telas profusamente
ornamentadas, turbantes prolijamente acomodados sobre arrugadas sienes, metales
brillantes que adornan femeninas pieles morenas, masculinas barbas que denotan
tanto status social como sabiduría extrema, son detalles significativos de la
población hindú capturados con la lente humana de la cámara y el ojo técnico
del fotógrafo argentino.
No existe ningún factor que distraiga el
contacto visual uno-a-uno establecido entre observador-retratado. Y es por ello
que no deja de surgir en el imaginario colectivo el interrogante sobre si los
retratados son los observados o los observadores. De alguna forma sutil e
inocente, el visitante que concurre a la muestra se siente observado por
aquellos humildes pero férreos ojos que lo invitan a conocer y compartir parte
de sus vidas.
“Esta es la postura del hindú ante la vida, no
esconden nada y su mirada es directa. Existen otras culturas y formas de vivir
que, sin prejuicios, debemos aceptar y compartir”, afirmó el fotógrafo mientras
sus perspicaces ojos recorrían cada una de las bellas, tiernas y misteriosas fotografías
al tiempo que relataba pequeñas anécdotas sobre cada una de las personas
retratadas. Una hermosa forma de conocer otra cultura y de permitirle a la
creatividad imaginar historias alrededor de personajes anónimos.
El texto se
publicó en el Diario El Norte, San Nicolás - Buenos Aires, en el segmento
cultural del día sábado 5 de mayo de 2012. Para más información:
www.diarioelnorte.com.ar
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