Según el diccionario, la palabra “versátil” significa aquella capacidad para adaptarse con facilidad y rapidez a diversas funciones. Si vamos a los hechos, puntualmente a situaciones concretas en la actualidad, podemos confluir en un mismo espacio y corroborar con eficacia que, lo que tenemos delante, es la versatilidad por excelencia.
El pasado 20 de septiembre, Pablo Balbis inauguró su muestra de pintura Como un eclipse en la sala de exposiciones de De Los Arroyos Apart Hotel. Y, si hago mención a la versatilidad, es porque la audiencia presente quedó sorprendida ante la extrema habilidad del artista para adaptarse, y readaptarse, a las diferentes técnicas plásticas sin perder la calidez onírica que lo caracteriza.
Cada una de las siete obras en exhibición, se envuelve en una bruma de espeso óleo y se sumerge dentro de un espacio extraño y atemporal, en el que se puede hallar el silencio soñador propio de la pintura abstracta. Pero, en esta ocasión, la apuesta recae exclusivamente sobre la exploración del color y sobre el hecho de calibrar los tonos exactos, más que en la exploración temática o formal de muestras anteriores.
Un sinfín de pigmentos brillantes estallan sobre pequeños lienzos rectangulares que desbordan color y dejan al descubierto formas perdidas en el espacio. Su saturación extrema brinda, a su vez, una paleta incesante de matices que no discrimina valor, tinte o contraste. Es por ello que, la contemplación de tales masas de pintura, incitan al mareo dentro un caleidoscopio carente de líneas de horizonte o de límites cielo-tierra que funde todo en una misma dimensión perenne.
Si estamos atentos, es posible encontrar indicios de objetos reconocibles que marcan el rumbo de la mirada hacia aquella realidad diáfana, calida y acogedora a la que Pablo nos acostumbró. Un rostro infantil, un caracol, fisonomía humana e infinitas distancias de cielos quietos, son signos de que, aun en la abstracción, la realidad está allí presente y que el eclipse solo disipa la visión por unos minutos.
En un constante aprendizaje, este pintor, dibujante y escritor contempla y piensa en el trabajo de sus colegas que funcionan como principales fuentes de inspiración. Aun así, no niega que el camino sea arduo y que necesita de un impulso cariñoso para continuar con esta labor que tanto disfruta. Buscando situaciones que no le presenten ningún parámetro cierto ni que lo desubiquen en la vorágine contemporánea, recorre los senderos de la curiosidad artística y se imbuye en las distintas técnicas pictóricas para encontrar la excelencia y perfección que ansía.
Nuevamente, cada imagen es el resultado de un cuidado paternal extremo y una organización sutil e inigualable. Son interpretaciones del caos controlado y exquisito propio de la constante búsqueda plástica de este hábil artista. Y resulta una experiencia mágica y maravillosa sentir la temperatura y el aroma de los colores recién salidos del pomo dentro de una atmosfera quieta y expectante fruto de la inquietud creadora.
