“Al contemplar los cuadros con escenas de la
crudeza social que nos circunda, algo nos hiere la mirada impidiéndonos
permanecer pasivos o como simples espectadores”. Éstas fueron las palabras que
utilizó Ernesto Sabato para referirse a la pintura realista argentina de la
primera mitad del siglo XX. Treinta años después de pronunciarse esta frase y a
casi un siglo del periodo artístico en cuestión, en San Nicolás se presentó una
exposición de pintura en donde la denuncia social cobra un sentido tierno y
cómico a la vez que da paso a la reflexión sobre la coexistencia de realidades
sociales disímiles.
El jueves 5 de julio en el loby del Hotel Plaza,
Rubito González sorprendió con la presentación pública de su nueva producción
artística titulada “Monoambiente”. A pesar de que el artista solo expuso una
pizca de sus nuevos trabajos, nos dio pistas para imaginar lo que, celosamente,
aun guarda en su taller y nos esbozó el camino para afrontar con seriedad sus
futuras obras.
A través del humor irónico, cuatro pinturas
funcionan como instantáneas de la realidad socio-cultural actual de gran parte
de la sociedad argentina. Mediante la implementación del colage y de la técnica
mixta, Rubito representa la piel de un pueblo, la textura de la tez social y la
desidia de las miradas que subestiman la vida real. Son los colores los que
reflejan la miseria del tierno monoambiente de fantasía en el que muchos se
sumergen para delimitar el espacio físico de sus vidas. El aroma de la sopa
caliente, la porosidad de la tierra sucia, los fans de “la Su” o la mujer
rodeada de hijos, son parte de lo vano y mísero de una realidad que todos
aceptan, pero que pocos entienden.
Lo más llamativo de los trabajos en exhibición,
es la incorporación de espejos en los soportes bidimensionales: al tiempo que
se fusionan con el fondo, generan un espacio tridimensional en donde se
confronta al espectador con su propio reflejo dentro de la situación narrada.
De golpe, el observador se encuentra habitando una humilde vivienda de chapa y cartón
o compartiendo el despertar de una pareja en la intimidad de su habitación. El
excelente dominio de la representación hiperrealista y la maestría de la
pincelada, terminan de confirmar el hecho de que somos parte de aquella
circunstancia y, mientras sigamos frente a la obra, seguiremos formando parte
de ella. Es importante destacar que es en ese instante de reconocimiento donde
comienzan a brotar infinidades de historias dentro de la mente del observador, las
cuales pueden ser reales o no, pero que de todas formas despiertan los más
profundos sentimientos de reflexión sobre lo vivencial de la situación.
“Estos trabajos son un adelanto de lo que
vendrá. Estoy estudiando y buscando la tridimensión en mis obras. Por suerte la
conseguí pero ¡me olvidé como lo hice!”, afirmó el carismático pintor, quien
demuestra una jovialidad intachable y un sentido del humor fascinante.
Sin hacer imposición ideológica, el artista nos
muestra la desolación y el desamparo cruel de una existencia monoambiental. No
hay pudor, prejuicio o miedo en mostrar parte de nuestra sociedad en tanto
nicoleños o, más aún, argentinos. El punto de reflexión es claro: es la realidad
de todos y del día a día, podemos no verla pero no por ello va a dejar de
existir. Afortunadamente, los trabajos de Rubito nos proponen una bella, cálida
y sana forma de ayudarnos a afrontar la conmovedora realidad pero con humor y
ternura.
El texto se publicó en el Diario El Norte, San Nicolás - Buenos Aires, en el segmento cultural del día sábado 14 de julio de 2012. Para más información: www.diarioelnorte.com.ar