Imaginar un espacio
extraño, atemporal, donde se pueda hallar la calma y el silencio, puede concretarse en el Complejo
Cultural del Teatro Municipal Rafael de Aguiar. Una misteriosa quietud se
instaló en aquel ambiente convirtiéndolo en puro, sereno y angelical desde la
inauguración de la muestra de Pablo Balbis el día 14 de mayo.
El aura mística de los marcos claros posados sobre
paredes pálidas y la creatividad onírica del dibujante nicoleño, acompañan el
suave deambular de los espectadores mientras contemplan los destellos de
figuración que flotan y descansan sobre una realidad surreal. Los once dibujos a la carbonilla en exposición trazan un
recorrido en el que el tiempo se detiene y todo queda suspendido en una
atmósfera de sueño y ensoñación. La sala se tiñe e inunda en su totalidad de blanco radiante y como
fantasmas, las figuras negras se desprenden abruptamente mostrando su precisa
resolución y extrema prolijidad.
En aquellas imágenes de paisajes urbanos,
cuerpos distorsionados y rostros sin miradas, no hay líneas de horizonte, no
existe el límite cielo-tierra porque lo terrenal y lo divino se encuentran
fundidos en aquel dormitar mágico del estado alfa. El trasfondo metafísico de
abstraer las figuras y objetos, lleva a las imágenes a rozar el límite de lo
escultórico: los volúmenes brillantes se desprenden de las zonas oscuras para
cobrar vida fuera del papel e incorporarse así, a aquel mundo visionario donde el
observador se vincula con la situación irreal que su mente somnolienta sugiere.
La excelente resolución plástica convierte a
las temáticas en meras excusas: los dibujos impactan y sorprenden no por las historias
que narran, sino por la grandiosa habilidad que el artista posee en la
manipulación de la carbonilla. La exactitud de los pasajes del blanco hacia el
negro, la maestría del esfumado y los contrastes escrupulosamente pulcros de
luz y sombra no permiten la aparición de trazos fuera de lugar o rastros de perturbadoras
huellas digitales. Meticulosamente planificadas, cada imagen es el resultado de
un cuidado paternal extremo y una organización sutil e inigualable.
“En el dibujo encuentro el origen, la inmediatez,
la posibilidad, la idea en su forma más pura. Es la manifestación más elemental
del impulso de vivir”, afirmó el virtuoso artista local. El día de la
inauguración los presentes fluían delicadamente entre sus trabajos y se
entregaban al suave murmuro del espacio intermedio entre conciencia y letargo, entre
realidad y fantasía, entre el sosiego y la excitación ante aquella realidad
desconocida pero armoniosa.
El texto se
publicó en el Diario El Norte, San Nicolás - Buenos Aires, en el segmento
cultural del día sábado 21 de mayo de 2011. Para más información:
www.diarioelnorte.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario