lunes, 11 de junio de 2012

EN BLANCO Y NEGRO...

Imaginar un espacio extraño, atemporal, donde se pueda hallar la calma y el silencio, puede concretarse en el Complejo Cultural del Teatro Municipal Rafael de Aguiar. Una misteriosa quietud se instaló en aquel ambiente convirtiéndolo en puro, sereno y angelical desde la inauguración de la muestra de Pablo Balbis el día 14 de mayo.
El aura mística de los marcos claros posados sobre paredes pálidas y la creatividad onírica del dibujante nicoleño, acompañan el suave deambular de los espectadores mientras contemplan los destellos de figuración que flotan y descansan sobre una realidad surreal. Los once dibujos a la carbonilla en exposición trazan un recorrido en el que el tiempo se detiene y todo queda suspendido en una atmósfera de sueño y ensoñación. La sala se tiñe e inunda en su totalidad de blanco radiante y como fantasmas, las figuras negras se desprenden abruptamente mostrando su precisa resolución y extrema prolijidad.
En aquellas imágenes de paisajes urbanos, cuerpos distorsionados y rostros sin miradas, no hay líneas de horizonte, no existe el límite cielo-tierra porque lo terrenal y lo divino se encuentran fundidos en aquel dormitar mágico del estado alfa. El trasfondo metafísico de abstraer las figuras y objetos, lleva a las imágenes a rozar el límite de lo escultórico: los volúmenes brillantes se desprenden de las zonas oscuras para cobrar vida fuera del papel e incorporarse así, a aquel mundo visionario donde el observador se vincula con la situación irreal que su mente somnolienta sugiere.
La excelente resolución plástica convierte a las temáticas en meras excusas: los dibujos impactan y sorprenden no por las historias que narran, sino por la grandiosa habilidad que el artista posee en la manipulación de la carbonilla. La exactitud de los pasajes del blanco hacia el negro, la maestría del esfumado y los contrastes escrupulosamente pulcros de luz y sombra no permiten la aparición de trazos fuera de lugar o rastros de perturbadoras huellas digitales. Meticulosamente planificadas, cada imagen es el resultado de un cuidado paternal extremo y una organización sutil e inigualable.
“En el dibujo encuentro el origen, la inmediatez, la posibilidad, la idea en su forma más pura. Es la manifestación más elemental del impulso de vivir”, afirmó el virtuoso artista local. El día de la inauguración los presentes fluían delicadamente entre sus trabajos y se entregaban al suave murmuro del espacio intermedio entre conciencia y letargo, entre realidad y fantasía, entre el sosiego y la excitación ante aquella realidad desconocida pero armoniosa.



El texto se publicó en el Diario El Norte, San Nicolás - Buenos Aires, en el segmento cultural del día sábado 21 de mayo de 2011. Para más información: www.diarioelnorte.com.ar

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