lunes, 11 de junio de 2012

FOTOGRAFÍAS DE OTROS TIEMPOS...

“Una imagen con olor a campo”, comentaba la persona de mayor edad que presenció la inauguración de la muestra de Lorena Raigal en la Casa Museo Coronel José Félix Bogado. Y si hay una muestra acorde al lugar físico que la alberga, este es el caso más acertado.
No solo la pequeña casa del ex militar paraguayo, sino también las imágenes de la nicoleña ganadora de la Beca Hermenegildo Sabat, inundaron la salita de exposición con aroma a leña quemada, a mañanas frías en la soledad campestre, a hierba fresca y pasto húmedo. Veinticuatro fotografías, en su mayoría en blanco y negro, bastaron para que los presentes se transportaran hacia otros tiempos, hacia épocas pasadas y hacia paisajes fuera de la vorágine de la urbe moderna, experimentando la más placentera calma, quietud y serenidad en el viaje imaginario.
Retratos de vidas inmigrantes que no perduran, de hogares derruidos, de ventanas sin marcos, de horizontes sembrados bien alejados. El hombre ya no está presente, el hombre ya no existe en aquellos paisajes abandonados; el extranjero ya no cosecha la tierra, pero sí la explotó en tiempos lejanos y se intuye su paso y andar gracias a la presencia y conservación de sus objetos. Aún sobrevive la huerta como abastecimiento, sus herramientas todavía son el sostén de una nueva familia, las paredes siguen siendo refugios, la casa por siempre será un amparo ante la inmensidad de la llanura pampeana.
Son postales que inmortalizan la vida en soledad de aquellos seres que poblaron una parte de la historia; son fragmentos de tardes de otoño en poblados diminutos donde nunca funcionaron los relojes; son leyendas que necesitan seguir camino. Hablan de silencio, hablan en silencio sobre vidas despreocupadas, sobre el sosiego de ver las hojas caer, sobre la humedad del rocío en la mañana.
 “Busco historias de vida, busco vidas en soledad. La imagen resultante te aferra a ese momento que ya no está, que ya murió”, afirmó con ternura la artista local. De esa forma, aquellas casas avejentadas por la historia son embellecidas e inmortalizadas por el suave roce de su pequeño dedo contra la cámara, logrando que el leve vestigio de una existencia se clave y eche raíces en una tierra que le perteneció.



El texto se publicó en el Diario El Norte, San Nicolás - Buenos Aires, en el segmento cultural del día sábado 14 de mayo de 2011. Para más información: www.diarioelnorte.com.ar

No hay comentarios:

Publicar un comentario