Si hay un artista alegre, ese es Carlos
Colombo. Y no solo es un artista alegre sino que también es un ser humano
alegre. Afortunadamente, no escatima en demostrar su jovialidad ni en compartir
su felicidad, hecho que confirmó al festejar su cumpleaños el mismo día en que
inauguró su muestra de arte. Pintura, tortas dulces y amistad se fusionaron en
una noche saturada de colores alborotados dignos de la personalidad efusiva, entusiasta
y vivaz del artista.
Los recuerdos vívidos y sensibles de las
labores de su abuela, quien se dedicaba a confeccionar bellísimas flores de
tela, llevaron a que el pintor nicoleño experimente el más tierno y a la vez
sensual amor por las artes. Es la habilidad con las manos de las generaciones
precedentes, la que lo han conducido por el camino de la creación plástica funcionando
como el disparador de toda su producción pasada y presente.
Bajo el lema “Ayer y Hoy” se aglutinan diecinueve
pinturas al acrílico que demuestran la evolución del artista hasta la
actualidad. Pero sin embargo, la muestra no se presenta como una retrospectiva,
sino más bien como una exhibición de las diferentes etapas de producción que
culminan en los gigantescos lienzos abstractos del presente. Experimentar en lo
manual, en lo gestual, en lo lúdico o en aquel pétalo por pétalo que construyen
el todo de una flor, son una autoevaluación y un demostrarse a sí mismo que aun
existe ilimitada creatividad dentro de su ser y que, con paciencia y
dedicación, se pueden lograr variantes pictóricas propias de un camino
ascendente.
Las variaciones de estilos que se mueven desde
naturalezas muertas en pequeños formatos hasta los grandes lienzos con escasas
figuras reconocibles, desarrollan miles de preguntas en la mente del artista
quien manifestó transitar por un cambio estilístico maravilloso y aun sin
rumbo. La paleta de tonos pasteles o de colores quebrados junto con las figuras
brumosas en distorsionados fondos de los trabajos actuales, entablan un dialogo
diacrónico con sus inicios academicistas y estrictamente racionales. La etapa
de la pura abstracción que se sucedió a lo largo de la última década,
despertó sus sentimientos de vértigo e inestabilidad que devinieron en
imágenes abstractas pero con pequeños focos de realidad como para “sentirme con
los pies en la tierra otra vez”.
La muestra se acompañó con la proyección de un
corto realizado por Willy Burrut. “Lluvia de colores” se tituló la serie de
imágenes en donde se lo ve al artista en pleno acto de creación dentro de su
estudio e imbuido en el sicodélico olor a pintura recién mezclada y preparada.
“La etapa de hoy es la que elijo para explotar
mientras que construyo lo que haré a futuro”, afirmó el pintor maravillado ante
la sorpresa de su propia evolución plástica. Quizás, el agrupar en un mismo
espacio décadas disímiles de trabajo y tomar conciencia del camino recorrido,
sea el comienzo de una nueva era en dónde cada pincelada sea el despertar de
infinitos interrogantes y de nuevos recursos y técnicas artísticas a conocer.
El texto se publicó en el Diario El Norte, San Nicolás - Buenos Aires, en el segmento local del día domingo 1 de julio de 2012. Para más información: www.diarioelnorte.com.ar
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